lunes, 5 de abril de 2010

Nunca te conoceré.

Nunca te conoceré.
Nunca te voy a conocer.
Pero sé que te quiero.
Por mis pecados, por los tuyos.
Porque tenías derecho a vivir y se te ha arrebatado.
Porque no tenías derecho a morir y te lo han obligado.

Ayer Domingo, cuando se suponía que resucitaba El de las Barbas, tú fallecías.
¿Y quién te escuchaba?
Si acaso sólo aquel que vio a un desagradable mendigo durmiendo en un cajero.

No tenían derecho a robarte la felicidad.
Tal vez fueras una persona repugnante.
Tal vez lo fueras por genética.
Tal vez por la educación.
Tal vez porque te dió la gana.
Pero sé que te quiero.
Porque nunca habrá nadie como tú.
Porque tenías derecho a vivir y se te ha arrebatado.
Porque no tenías derecho a morir y te lo han obligado.

Tal vez (muy probablemente) eras mejor persona que yo.
Tal vez fuiste padre de una familia.
Tal vez las circunstancias te llevaron por el camino de la mala vida.
Tal vez (quién sabe), no hay más mal ni más bien que aquel que impone El que puede Dormir Tranquilo todas las noches.

No te voy a engañar, no querría estar en tu lugar.
Pero tampoco quiero que tú estés en ese lugar.

Y nos toca mover ficha; mover ficha para que la gente no vaya a ese lugar.
Porque te quiero.
Y mientras te quiero.

[ http://www.europapress.es/cantabria/noticia-aparece-muerto-mendigo-interior-cajero-centro-santander-20100404180629.html ]

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